P. MUÑOZ/C. MORCILLO
MADRID. Vladimir Janashia estaba sentenciado y esta vez no ha conseguido escapar. El jueves por la noche recibió siete disparos en una casa al sur de Marsella (Francia) donde se había refugiado. Murió poco después en el hospital, según fuentes de la investigación; era la tercera vez que intentaban matarlo. Las dos primeras la orden partió de Kakhaber Shushanashvili, «Kakha», el jefe de la organización georgiana en Europa que fue encarcelado el miércoles por orden de Grande-Marlaska.
Su hermano Lasha, considerado capo internacional de la mafia georgiana, huido en Grecia, mandó en enero a dos sicarios rusos para «hacer el trabajo». Llegaron a Barcelona, se reunieron con «Kakha» para recibir instrucciones concretas, compraron prendas especiales (chaquetones con capucha, botas adecuadas y cinturones) y munición y viajaron a Niza (Francia) junto con otros miembros de la banda. Allí tenían previsto esperar a Janashia cuando saliera de misa y eliminarlo.
La Policía española lo evita
La Policía española alertó a las autoridades francesas, se detuvo a los individuos y se evitó el crimen. El servicio no estuvo exento de riesgo, dado que estaba en marcha la «Java» en cuatro países y un exceso de información podía poner en serio peligro las investigaciones.
Pero«Kakha» había planeado junto a su hermano quitar el rango de capo a Janashia, alias «Lado», y «mandar un recado» a sus rivales y no estaba dispuesto a aceptar el fracaso. En el trasfondo subyace la rivalidad entre la organización desmantelada esta semana y la del poderoso «vor v zakonen» también georgiano Tariel Oniani; la línea clásica y la que había elegido nuevos caminos.
Janashia había jugado a las dos cartas. Fue recaudador de los Shushanashvili en Niza, parece que se quedó con dinero que no le pertenecía y luego se cambió de bando para trabajar a las órdenes del grupo de Oniani. «Kakha» y sus fieles se refieren a ellos como «putos» o adversarios.
Tres semanas después del primer intento frustrado, el propio «Kakha», acompañado de los dos sicarios rusos que le había mandado su hermano y de otro de sus hombres, viajó a Niza. Un día antes un miembro de la banda se adelantó para buscar hotel y un coche con matrícula francesa que no levantara sospechas. La Policía francesa fue avisada una vez más.
Disparos de «kalashnikov»
Pese a todo, localizaron a Javashia, cercaron la casa donde vivía y se produjo un tiroteo entre quienes se escondían dentro y los georgianos que habían ido a asesinarlos. Los vecinos avisaron de lo que estaba ocurriendo. «Lado» y sus hombres escaparon por los tejados. Cuando llegó la Policía recogió 40 casquillos en el lugar, entre ellos varios de un fusil «kalashnikov».
Javashia se había refugiado en Marsella, pero eso no se sabía hasta el asesinato. Con «Kakha» recién llegado a la cárcel, lo más probable es que el encargo haya partido de su hermano Lasha, que escapó a la operación policial en Grecia. La mafia georgiana ha dictado su propia sentencia.