¿Eres un Kidult o un Babydult?
El mundo esta en continua expansión. Cambios económicos y sociales encabezan las principales causas para que la gente se comporte de distinta manera.
¿Qué es un Kidult? ¿Y un Babydult?
Bien, muchos de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado algún comentario de nuestros padres o abuelos diciendo, ahora lo tenéis más fácil. Precisamente ahora… no se yo, pero es cierto que cada generación ha vivido unos cambios y esto, digamos que “crea” un “perfil” de comportamiento.
Nuestros abuelos, recién superada una guerra, eran personas conservadoras, calladas, pesimistas… no era para menos. Nuestros padres no pudieron disfrutar de una adolescencia como la nuestra. En seguida tuvieron familia y a la mujer le costaba introducirse en el machista mundo laboral. Ahora sin embargo “lo tenemos todo”.
No hay una guerra nacional, aunque si constantes llamadas de atención internacionales que nos preocupan, y causas humanitarias por las que luchar como el boicotear las olimpiadas que ahora esta muy de moda, eso si con nuestra diminuta cámara digital fabricada en China para grabar el acontecimiento. Ahora la natalidad se puede controlar… a veces tanto que asusta las formas. Y la mujer esta totalmente introducida en el mundo laboral, que curiosamente ahora es más feminista que machista.
Entre treinta y cuarenta años, me encuentro yo. No me quejo de mi infancia ni de mi adolescencia, las recuerdo sin ningún trauma y con gran alegría. No me faltaba de nada pero tampoco me sobraba, de esto último se encargaban mis padres. Y se lo agradezco porque me han hecho valorar las cosas, y entender la vida tal y como ahora lo hago.
Pero con mi edad hay una gran mayoría que no ha tenido “tanta” suerte o quizás si, lo pongo entre comillas porque no me he criado como el hijo de un actor de cine, pero si presumo de tener unos padres con mucho sentido común. El más común de los sentidos que en ocasiones falta.
Esta claro, a nadie le gusta crecer, todos hemos escuchado alguna vez el conocido concepto de generación Peter Pan. ¿Edad? Pues eso, entre 30 y 40, años que nos resistimos a tener. Pero hay un paso más allá, el concepto Kidult. Personas de entre 20 y 40 años que se resisten a crecer y además alimentan su “niño” interior. Son individuos de ambos sexos que suelen tener ingresos medios o medios-altos y no reparan en gastos a la hora de mantener viva su “niñez”. Esto de cara a la publicidad hay que tenerlo muy presente. Son un target de personas adultas pero que demandan productos de niños, aunque no se les pueda vender como a tales. Las expectativas de vida, el no tener hijos, y el considerable retraso al abandonar el hogar de los padres, cuya media de edad ronda ya la treintena, hacen que estos adultos tengan un comportamiento más propio de otras edades.
En conclusión, este perfil de “adultos” demanda productos para disfrutar como enanos pero con calidad y diseño. Última tecnología y diseño vanguardista son valores añadidos que estos potenciales clientes tienen muy en cuenta. Un ejemplo muy claro son los móviles y lo que a ellos rodea. Si trasladamos el invento del teléfono móvil a la generación de mis padres, seguramente la música en el móvil no la escucharían. ¿La cámara de fotos? Pues lo mismo para ahorrarse una fotocopia de algún documento puede ser. Lo que si harían es llamar por teléfono, sobre todo alguna “maruja” de las de antes mientras cuidaba a los niños en el parque. Sin embargo ahora el móvil además de teléfono, es walkman, almacena pelis, música, fotos de la playa, tienen diseños llamativos que se cambian cada 5 meses, y se valora mucho estableciéndose como símbolo de estatus.
En estos últimos años de mi vida, me he sorprendido cada día más por las cosas que ocurren a mi alrededor. Desconozco si es porque me estoy haciendo “mayor” como diría mi abuela o porque la gente en general hace verdaderas “locuras”.
Cuando yo iba al instituto o a la universidad el mayor de los lujos era… no se ¿tener un discman o un ordenador 486? Si, es cierto, entonces la tecnología era menos avanzada y que ahora no sea así, la verdad es que se agradece.
Pero no voy a si gusta o no. Yo entonces ahorraba el dinero que mis padres me daban o que recibía de algún trabajillo que realizaba en verano. Y me llegaba para el walkman o algunas zapatillas de marca.
Ahora veo en las universidades cochazos, portátiles de última generación a los que van unidos mp4, cámaras digitales, y móviles recién salidos de la fábrica. ¿Cómo lo hacen?
Estos son los que yo llamo Babydult es decir “críos” que quieren vivir como adultos en seguida. Vamos que los papeles se han cambiado. En casi todas las series de televisión nos lo venden, sobre todo en las norteamericanas. ¿Cuantas veces habéis visto por la calle a un veinteañero con un coche de lujo? Oye si el chico trabaja que se lo compre ¿no? Dirá el padre de la playstation.
En conclusión, no es que todo esto esté bien o mal, pero ¿como le digo yo a mi hijo que haga los deberes, si tengo dos video consolas de distintas marcas preparadas para jugar horas y horas en mi “despacho”, en el que lleno todas las estanterías de muñequitos y juguetitos tecnológicos, mientras escucho música en mi mp4 al mismo tiempo que descargo en mi portátil ultra fino, un nuevo juego para el súper móvil que tiene su madre? Y lo peor, es que el crío no me está diciendo que tiene que hacer los deberes, sino que se va a una fiesta en la casa de unos amigos, cuyos padres se van a una concentración friqui de Starwars,
y que con ocho años se lleva mi móvil porque en el suyo no tiene saldo, ya que se me olvidó recargarlo. Algo que le prometí una vez vistas sus notas, y comprobar que solo había suspendido 4.
Pensemos un momento, si nosotros hemos salido así teniendo los padres que hemos tenido, y lógicamente absorbiendo los estímulos que nos llegan del exterior, ¿Cómo saldrán nuestros hijos? Cada uno que ponga la cantidad de sentido común que crea necesaria a sus vidas.