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Las especias también
se utilizan con fines curativos / LV
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Hasta la invención de los sistemas de refrigeración
que permitieron una sencilla conservación de
los alimentos, las especias eran más valiosas
que el oro. Porque el primitivo uso de las especias
no fue tanto el proporcionar aromas y sabores variados
a los alimentos, sino conservarlos, retrasando los procesos
de putrefacción.
Por esta razón en las zonas más cálidas
de España se utilizan con profusión en
aquellos productos de origen tradicional que debían
conservarse en la despensa; y en el norte apenas se
han usado con este fin, ya que el propio clima hace
de frigorífico. No verán un chorizo o
embutido de Burgos que contenga especias tan utilizadas
en Murcia como anís o canela.
Cuando Salomón fue a entrevistarse con Salomé
relata el Libro de los Reyes llegó
«con un séquito muy grande cargado de especias
y oro en gran abundancia».
Las especias tenían, además, otros usos
muy apreciados, como la farmacopea o la realización
de filtros y pociones mágicas, la mayoría
destinados a combatir la esterilidad y la impotencia
y sin desagradables efectos secundarios, como
el Viagra. Ahí va una pequeña guía
sobre los tesoros que hay en los especieros y los usos
«alternativos» a los meramente culinarios:
Anís: cura la impotencia. Ojo, no se confundan;
el anís especia. El anís del Mono le deja
a uno para el arrastre.
Borraja: en forma de infusión se ha utilizado
tradicionalmente como abortivo, probable origen del
dicho «todo ha quedado en agua de borrajas».
Canela: también como infusión se
recomienda contra los dolores menstruales y las molestias
del embarazo.
Clavo: en Asia y Sudamérica se usa como
remedio contra el dolor de muelas.
Mostaza: un remedio contra la impotencia consistía
en untar de mostaza el pene del incapacitado. Es posible
que cuando dejara de aullar el pobre hombre funcionase.
No está documentado que de esta costumbre proceda...
el perrito caliente. Ni que Mónica Lewinsky...
en fin.
Perejil: formaba parte de las pociones que las
brujas utilizaban para poder volar sobre sus escobas.
Aunque hayan acabado de comerse unas almejas en salsa
verde, no se recomienda que lo intenten.