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En tres patadas, por Diego Petersen

publicado a la‎(s)‎ 05/05/2011 15:21 por Elección 2012 México   [ actualizado el 05/05/2011 15:24 ]

Contra lo que muchos pensaban, Emilio González Márquez ya se coló como precandidato. Había muchas razones para dudarlo: la imagen de la “mentada” es demoledora; la escena del asquito que le dio la vuelta al mundo; sus declaraciones polémicas ponen nervioso a más de un panista, etcétera. Si en Jalisco muchos pensaban que Emilio nunca estaría en la lista de precandidatos, fuera de Jalisco nadie lo creía. Con todo y su grisura, había más panistas que apostaban por el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, que por el oriundo de Lagos de Moreno. Pero el domingo pasado ahí estaba Emilio, entre los siete panistas que tienen la venia de Calderón para competir (para eso fue la reunión, para decirles que estaban en la lista, no para otra cosa).

La pregunta que se plantea —algunos lo hacen con emoción y otros con cara de susto— es si Emilio tiene alguna posibilidad de ganar la elección interna y convertirse en el candidato del blaquiazul a la Presidencia de la República. La respuesta es muy simple: depende del método de selección. Si la elección es cerrada, por encuestas y con el dedo del Presidente por encima de todo, González Márquez tiene muy escasas, por no decir nulas, posibilidades de convertirse en candidato. Si la elección es abierta, entre militantes panistas, se convierte no sólo en un contendiente fuerte, sino en uno de los candidatos a vencer.

El panista promedio se parece y piensa mucho más como González Márquez que como Cordero, Creel o Lujambio. De todos los contendientes, el único que ha ganado una elección es González Márquez (Santiago Creel compitió y quedó muy cerca de lograr la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pero no lo logró). Los otros cinco son funcionarios de carrera o pluris de carrera, son políticos profesionales todos, pero ninguno de ellos sabe manejar una elección.

González Márquez, por el contrario, ha demostrado ser mejor candidato que gobernante (independientemente de cómo se califique a su Gobierno) y tiene un equipo electoral experimentado y aceitado.

Tener un precandidato jalisciense es, desde donde se vea, una buena noticia. Hace seis años tuvimos a Alberto Cárdenas de precandidato y luego a Ramírez Acuña jugando en el primer círculo de Calderón. Ojalá pronto comiencen a aparecer políticos jaliscienses del PRI y PRD que jueguen en la cancha nacional. Pero esto también tiene consecuencias locales. La lógica de Gobierno de Emilio desde hace unos meses era la precandidatura. Logrado ese objetivo, ahora será la candidatura, y eso implica al menos dos cosas: tiempo y recursos orientados al objetivo del gobernador, y un Gobierno en fuga.

Si desde hace un año la mitad del gabinete estaba ya trabajando más para sus proyectos personales que para el Gobierno, arrancado el gobernador todos se sentirán con mayor libertad de trabajar en sus sueños de futuro. En pocas palabras, en lo que resta del sexenio, que no es poco, el Gobierno va a operar y cerrar, pero no se tomarán decisiones. Para efectos prácticos, la reunión del domingo pasado fue como si hubiera sonado la campana del recreo.
Por Diego Petersen Farah, El Informador, 5 de Mayo del 2011

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