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Discurso del Presidente Felipe Calderón en la Universidad de Stanford

publicado a la‎(s)‎ 13/06/2011 13:42 por Elección 2012 México   [ actualizado el 13/06/2011 14:01 ]

Palabras del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Felipe Calderón Hinojosa, durante el Inicio de Procesión y Ceremonia de Graduación de Estudiantes de Stanford, que tuvo lugar en esta ciudad.

(INTERPRETACIÓN DEL INGLÉS AL ESPAÑOL)

Gracias.

Queridos graduados de Stanford:

Es un gran honor dirigirme a ustedes, el día de hoy.

Agradezco al Presidente Hennessy, al cuerpo docente, y a todos ustedes por esta invitación.

Señor Presidente:

La siguiente vez me voy a inscribir en Stanford.

Primero. Muchísimas felicidades a todos ustedes. Yo sé que se sienten emocionados, y que tienen gran orgullo por sus logros. También hay que aplaudir a sus padres, porque ustedes están aquí, en gran medida, gracias a ellos.

Yo sé que entre ustedes, egresados de las universidades, hay varios mexicanos y mexicanoamericanos, así que les quiero decir a todos ellos, y a todos los latinos: Felicidades, estamos muy orgullosos de ustedes.

Para todos ustedes, que están aquí, hoy, sus clases han terminado. Sin embargo, el significado de esta ceremonia, como lo sugiere su nombre, es uno de comienzos, no de fines. Ésta es una graduación, y hoy es el principio de una nueva etapa en sus vidas.

Muchos de ustedes tendrán gran éxito en las empresas, serán abogados o grandes escritores. Pero más allá de egresar de ciencias o de las artes, y más allá de volverse un gran doctor o ingeniero, la clave de la vida es de graduarse como ser humano, de ser buen ciudadano de su país, y buen ciudadano del mundo entero.

Hoy, dejan ustedes a Stanford con las mejores herramientas y el conocimiento más avanzado. Graduarse, egresarse de esta universidad representa un honor y una enorme responsabilidad.

Qué significa tener este privilegio tan distinguido. Significa que tienen ustedes la oportunidad de servir a otros, y de volverse un agente para el tipo de cambio positivo que requiere este mundo, con el talento y la valentía para actuar y hacer lo que tantos dijeron era imposible.

He aquí la pregunta que ustedes tienen que formularse ahora mismo: Acaso quieren ser tan sólo otra persona que pasa por la vida sin dejar su marca o, como lo dijo Gandhi, quieren, acaso, ustedes ser el cambio que quieren ver.

Ahora que están por comenzar una nueva etapa de su vida, hay que dar un verdadero significado a su existencia. Encuentren la manera, la razón por la que están aquí, el día de hoy, en el año 2011, en este bello planeta; abracen sus ideales y luchen por ellos con todo corazón. No importa que tan duro parezca, peleen la lucha, que es la buena, y defiendan sus principios de cara a la adversidad, encarándola.

Permítanme compartir con ustedes una experiencia personal.

A su edad, México todavía tenía un régimen autocrático, todos los Gobernadores estatales y todos los Senadores eran del mismo partido.

Durante muchas décadas, ese sólo partido contralaba a todo: lo que se le permitía decir a los medios, lo que debían enseñar en las escuelas, qué conciertos de rock se permitían, todo. Cuando los estudiantes, como ustedes, protestaban, eran masacrados. Muchos oponentes del régimen simplemente fueron desaparecidos.

Sin embargo, en el país, permaneció viva la esperanza y hubo una lucha decidida y pacífica en aras de la democracia. En Morelia, de donde soy yo, fue precisamente mi padre, quien organizó una oposición. Eran épocas muy difíciles. Mis hermanos, mi hermana y yo, íbamos con nuestro padre en esta cruzada heroica y utópica.

Como niño, me encantaba salir a entregar trípticos, tocar en puertas y gritar los lemas de la campaña, a través de un sistema de sonido antiguo, en el techo de un vehículo antiguo.

Paso por paso la fuerza de la democracia empezó a crecer. Lamentablemente el fraude electoral también creció Y un día yo dije: Basta. Lleno de ira al abuso tan frustrante de poder, acudí a mi padre y me quejé de que nuestros esfuerzos eran inútiles. Por qué tanto esfuerzo si a la gente no le importa, y cuando sí les importa, el Gobierno nos roba los votos y las victorias Entonces, qué caso tiene papá. Y él me dijo: Entiendo tu enojo, pero esto lo estamos haciendo porque se tiene que hacer, es nuestro deber moral ante el país.

También me dijo esto: Quizá nunca lleguemos a ver a nadie de nuestro partido que se vuelva Presidente, o gobernador, siquiera, pero la única manera de cambiar pacíficamente a México es de hablar a la conciencia de la gente, del pueblo, y si no lo hacemos, nadie lo va a hacer.

Él falleció antes de la transformación profunda de México hacia la democracia. Y varios años después, contra todo pronóstico, me eligieron Presidente de México.

Creo yo que nunca pude agradecerle lo suficiente, sus buenos consejos. Y como no se lo puedo decir a él, personalmente, se los voy a decir a ustedes en su lugar: Jamás, jamás dejen de defender sus ideas y sus sueños. Crean y luchen por algo que puedan dejar de legado a los que vienen después de ustedes, y no duden en sus esfuerzos, porque a final de cuentas, el poder del hombre para crear es mucho más grande que su poder para destruir.

Hay que darle significado a su vida. Y para lograr eso hay que abrazar, con toda pasión, las cosas en las creen ustedes, las cosas por las que pelean; estén seguros de sus principios, y nunca, nunca los abandonen.

El mundo los espera a ustedes. Ese mundo, el mundo por el que serán responsables ustedes, se enfrenta a varios desafíos diferentes. La lista es muy larga: el cambio climático, la protección de los derechos humanos, la migración de las personas, que buscan oportunidades y que quieren contribuir a las sociedades ajenas; la pobreza, el terrorismo, las pandemias, las crisis económicas y el desempleo, la delincuencia organizada y el mercado de drogas ilegales, combinado con ese insaciable deseo detrás del negocio de las armas que cuesta demasiadas vidas jóvenes.

Y de éstas, permítanme hablar acerca de dos. Hace 40 años el Club de Roma, ese gran grupo de analistas decidió analizar las grandes tendencias de la humanidad. Recopilaron toda la información posible y publicaron el informe que se llamó: La Humanidad en el Momento Decisivo. Y cito, de este informe: Dos brechas con firme ensanchamiento parecen estar en el corazón de la crisis actual de la humanidad: La brecha entre el hombre y la naturaleza, y la brecha que existe entre el Norte y el Sur, entre los ricos y los pobres. Ambas brechas deben reducirse si vamos a evitar terribles catástrofes para el mundo.

Hoy, estos dos desafíos siguen ahí y constituyen una amenaza muy seria. La pobreza ha aumentado y más de mil millones de personas viven con menos de un dólar al día.

De la misma manera, la temperatura promedio del mundo aumentó en un grado centígrado el siglo pasado debido al aumento en las emisiones de carbono, y si no actuamos, la temperatura promedio del planeta puede aumentar hasta 5 grados centígrados para finales de este siglo.

El calentamiento global ha causado un cambio dramático al clima del mundo y no tenemos que ir muy lejos para encontrar estas catástrofes. Aquí mismo, hoy, en Estados Unidos, podemos ver los impactos devastadores del cambio climático: las inundaciones sin precedentes del Mississippi, los tornados, más frecuentes y violentos, que han matado a cientos de personas y que han aparecido aún en Massachusetts; y los huracanes terribles, como Katrina, sin decir nada de las inundaciones en Pakistán o las sequías en África o en Rusia.

Hace 40 años sabíamos de esto y la situación tan sólo ha empeorado desde entonces.

Qué ha impedido que cerremos esas brechas.

Quizá un gran error fue el de suponer que necesitábamos elegir entre el fomento del crecimiento económico y la preservación de la naturaleza. Es un dilema falso. Es posible promover el crecimiento económico y, al mismo tiempo, preservar la naturaleza. Es posible luchar contra la pobreza y luchar contra el cambio climático al mismo tiempo, de manera simultánea.

Y este dilema falso tiene que ser hecho a un lado con las herramientas de la ciencia y con todo el conocimiento y la sabiduría que tenemos a nuestro servicio. Éstas son las cosas que necesitamos hacer.

Tenemos que diseñar y construir soluciones pragmáticas que demuestran que hay un camino para el crecimiento económico bajo en carbono. Estoy seguro que ambas brechas pueden y deben cerrarse al mismo tiempo.

Encuentren soluciones prácticas aquí, en Stanford, para reducir la pobreza y mitigar el cambio climático al mismo tiempo. Para lograr esto, el mundo necesita de los mejores, los mejores estudiantes, los mejores científicos, las mejores mentes, las mejores almas.

Stanford con su gran talento quizá puede centrarse en la necesidad de perseguir el camino del desarrollo sustentable y de resolver los problemas de hoy, mediante tecnologías modernas. Por ejemplo, los investigadores de Stanford han encontrado una nueva manera de purificar el agua utilizando la nanotecnología.

Hoy, ustedes saben que estamos utilizando más energía que en cualquier otro momento, pero sigue habiendo millones y millones de personas que no tienen acceso a la electricidad.

Necesitamos encontrar una manera para producir energéticos económicos y renovables, y hacer que estén disponibles para aquellos que lo necesitan.

Otro caso. Estamos perdiendo nuestros bosques y nuestras selvas tropicales a un ritmo terrible, aumentando las emisiones de carbono, porque las comunidades pobres que viven ahí, casi, casi tienen que comerse los bosques.

Pero hay maneras de detener esto. Por ejemplo, desde hace siglos en México las comunidades indígenas que eran dueños de los bosques no tenían elección más que cortar, talar los árboles y plantar granos, y aún así no podían alimentar a sus familias. El resultado final fue la destrucción de cada vez más bosques y cada vez más personas hambrientas.

Hoy hemos aprendido que el agua, el oxígeno y el secuestro de carbono de estos bosques son bienes públicos y todos tenemos que pagar por ellos. Y, hoy, en México tenemos un Programa que se llama ProÁrbol.

Y en este Programa se utiliza el dinero de los contribuyentes para pagar los servicios ambientales, brindados por esas comunidades. De tal manera, que puedan preservar o reforestar los bosques y, al mismo tiempo, recibir un ingreso real para sus familias. Estamos probando que es posible detener la deforestación y, al mismo tiempo, aliviar la pobreza.

Con todo su conocimiento, con todos sus aprendizajes, estoy seguro que, por ejemplo, pueden ustedes diseñar soluciones y políticas públicas para prevenir la deforestación y la degradación de los suelos. Y, al hacerlo, estarán ustedes resolviendo más del 20 por ciento de las emisiones globales de carbono.

Y hay muchas otras oportunidades enormes para resolver problemas tan grandes como éste.

Queridos estudiantes:

Su camino ha sido largo, pero hay horizontes nuevos y más relevantes frente a ustedes.

Un último consejo tengo para ustedes. Disfruten de la vida, busquen activamente la felicidad. Esa es la esencia de tener vida.

Encuentren el significado de su existencia y llenen a su vida de ese significado, y disfruten de cada momento.

Piensen en las metas que quieren lograr, pero, sobre todo, disfruten y vivan de la travesía tan bella que tienen ustedes.

Como lo dice el Poema Ítaca, del gran poeta Kavafis: Conforme se embarquen en camino a Ítaca, espero que su camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de descubrimiento.

Entrarán a puertos vistos por primera vez, compren en los mercados de Fenicia y compren grandes mercancías finas.

Mantengan siempre a Ítaca en sus mentes, pero no apresuren su viaje, es mejor dejar que perdure muchos años, y de anclar en la isla cuando ya estén mayores.

Ítaca les ha dado la travesía tan bella. Y si para ustedes ha sido pobre, Ítaca no les ha engañado.

Sabios, como se habrán vuelto, con tanta experiencia, y ya seguramente habrán entendido lo que significa Ítaca.

Estimados graduados:

No teman en navegar en contra del viento y de entrar la ola de mediocridad que paraliza las mejores causas del mundo.

Hoy, su gran travesía ha empezado, disfrútenla y muchos años, en el futuro, cuando recuerden este gran momento, sabios y llenos de experiencia, yo espero que encontrarán la felicidad que surge de ser congruente con los valores en los que creen y de vivir acorde a sus ideales, como hoy, cuando la universidad termina y empieza una nueva vida.

Muchas gracias.

Y felicidades a ustedes, los graduados de la Generación del 2011.


Felipe Calderón Hinojosa, Universidad de Stanford, Junio del 2011

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