"Puede estar orgulloso de lo que ha hecho aquí", le dijo ayer Manuel Valls a Jean-Marc Ayrault durante la ceremonia de traspaso de poderes en el palacio de Matignon. Aunque los dos dirigentes socialistas se odian cordialmente, mantuvieron la cortesía y hasta intercambiaron piropos.
"Hemos llevado a cabo una política para permitir que Francia recupere su lugar en el mundo, manteniendo su modelo social. Es la única vía. La tarea es inmensa y no ha terminado. Le deseo mucho éxito", le había manifestado previamente el primer ministro saliente. A lo que su sucesor respondió en tono vagamente afectuoso: "Continuaré esa labor que usted ha iniciado y no tengo duda de que nuestros compatriotas apreciarán el resultado final". "Somos dos socialistas, dos republicanos y dos patriotas", indicó Valls, acaso queriendo sugerir que hay más cosas que les unen de las que les separan.
¿En quién estaba pensando realmente el nuevo hombre de confianza de François Hollande al insistir en esos tres conceptos ante las cámaras de televisión? ¿En el anterior inquilino de Matignon, que ayer partió rumbo a su feudo de Nantes, o en el ala dura del Partido Socialista y sus ex socios ecologistas, que miran con animosidad su nombramiento?
Histórico batacazo electoral
Probablemente en los segundos, ya que desde que el presidente anunció el lunes su decisión, como respuesta al histórico batacazo electoral del PS en los comicios municipales del 30-M, la izquierda gala anda revuelta y su coalición parlamentaria corre peligro de romperse.
En un esfuerzo por mantener la misma, Valls recibió a primera hora en sus antiguas oficinas a una comitiva de Europa Ecología-Los Verdes, para explicarle sus planes de actuación. La noche anterior, sus correligionarios Cécile Duflot (Vivienda) y Pascal Canfin (Desarrollo) habían anunciado que no seguirían en el gabinete aunque se lo ofrecieran, por discrepancias con el ex ministro del Interior en temas como la inmigración. Así que Valls les recalcó a los Verdes su compromiso con la "transición energética", la "descentralización" y la "justicia social".
Pero no debieron de salir muy convencidos de la Place Beauvau, ya que a última hora anunciaron que no entrarían en el Ejecutivo. Veremos si esto afecta ahora al PS en sus alianzas electorales de cara a los próximos comicios que se avecinan hasta la primavera de 2015: europeos, senatoriales, regionales...
Nuevo Gobierno
Valls, al que se califica de Sarkozy socialista, también se vio con el primer secretario de los socialistas, Harlem Désir, para pedirle el apoyo del PS. Y es que, aunque destacados líderes del ala izquierdista como Arnaud Montebourg o Benoît Hamon se hayan posicionado a su favor en la rue Solferino y en el Elíseo, tampoco han faltado voces disidentes como Henri Emmanuelli que consideran este giro liberal un grave error.
Entretanto, el nuevo primer ministro tiene ya decidido su Gobierno, que estuvo discutiendo con Hollande el lunes por la noche y anunciará hoy al mediodía el secretario general del Elíseo, Pierre-René Lemas. Con el mandato de "hacer más y más deprisa", será un ejecutivo paritario y muy reducido, que tendrá 20 o menos miembros...
No hay duda de que Jean-Yves Le Drian conservará su puesto en Defensa y Laurent Fabius seguirá en Exteriores, Moscovici podría continuar en Economía y Montebourg hará lo propio en Industria, acaso con más responsabilidades. Del resto, se ha filtrado que el ex alcalde de París Bertrand Delanoë ha rechazado la cartera de Justicia, donde Christiane Taubira no tiene posibilidades de mantenerse debido a sus enfrentamientos pretéritos con el nuevo jefe. Y Segolène Royal suene con fuerza para Educación, después de que el presidente de la República se haya amigado con su ex pareja y madre de sus cuatro hijos tras la salida de su vida de Valérie Trierweiler, la mujer que les separó.
Al final, este asunto de faldas, que ha centrado la actualidad política en el Hexágono durante casi todo el invierno, va a terminar influyendo incluso en la constitución del gobierno Hollande 2.0.